29/1/08

en 19 segundos



Un trazo con el programa de dibujo, un trazo arbitrario, con la línea roja sobre el fondo negro, define algo que será un muro o una columna.
Una gota de pintura roja se derrama hacia abajo del papel, desde esos ojos azules, hechos con un par de giros de pincel. El arma tiesa a un lado, el uniforme cruzado por dos bandas amarillas, la cara rosada de vergüenza. "El soldado miedoso" se seca en el caballete del taller. Hoy Michi nos ha cantado una canción, y nos ha contado un cuento. El sol por los cristales baña un espacio para la infancia, la expresión, efímera, indeleble en el alma de los niños.
Trenes oscuros surcan puentes con estrellas amarillas y arboles cargados de espuma verde con reflejos azules. Casas con techos rojos y niñas delgadas de punta a punta del papel, campos tachonados de verduras de témpera morada, o naranja. Soles que giran, y lunas que se reflejan en un charquito... Y el mar , que en un ir y venir de las olas me guia la mano a un click del ratón que recomienza la vida. Todo pasa a velocidad de vértigo, aquella infancia en 19 segundos de felicidad.

29 de enero de 2008

video : Taller de la Ribera

26/1/08

sueño recurrente


Era un sueño recurrente.

Desde que recuerdo, cada cierto tiempo vuelve.

Siendo muy pequeño, la primera vez, desperté pidiendo auxilio, con una voz ahogada, que a medida que crecía el desasosiego en el sueño, ganaba en claridad y potencia.

En ese sueño, mi cuerpo flotaba en un líquido, alrededor estaba todo oscuro, en el liquido me hundía y la sensación de ahogo se apoderaba de mi, no podía respirar.

La otra noche volvió a suceder, pero esta vez mientras mi voz ahogada empieza a pedir auxilio, una luz ilumina la pesadilla, me siento sosegado y en paz . En realidad no puedo respirar porque no respiro, y el liquido en el que floto, es el del vientre de mi madre.

Segovia, 1 de septiembre de 2005

4/1/08

frío

Aquí estoy delante de la ventana mágica ,
toda blanca de plasma ,
que no de hielo,
ese quedó fuera tras el cristal.

Aquí con los hilos rotos y enredados,
con la maqueta de tu recuerdo en los bolsiyos.
Con la navidá cerca pisando los talones.
Con la boca cerrada pero el corazón abierto.

¿Estás ayí del otro lado de la ventana?

Por la niebla , que no te huelo,
Por los ruidos de las noches, que no te oigo.
Por la miopía de mis ojos, que no te leo.
Por la abismo del espacio, que no te toco.

Pero ¿seguís ayí , verdad?


Segovia, 9-10-2004